Las normas de clase. ¡Consensuadas!

Sep 8, 2021 | Convivencia, Tutoría

Si en la escuela tradicional la principal tarea consistía en evitar la aparición de conflictos, en una escuela democrática el conflicto pasa a transformarse en un espacio singular y privilegiado que se debe aprovechar al máximo para educar

Xesús Jares

¿Por qué es necesario consensuar las normas del aula?

Para asegurar el funcionamiento de cualquier grupo humano es preciso la existencia de unas normas. La falta de normas puede provocar momentos de indecisión a la hora de hacer frente a los conflictos o incluso generar conflictos por sí mismas. Cabe añadir que las normas siempre serán más eficaces  si son elaboradas por todos sus miembros y si estos participan en su redacción activamente.

Ventajas de consensuar las normas del aula

  • Evita acciones saboteadoras por acción u omisión.
  • Atienden a las necesidades realmente generadas por el grupo y a las necesidades individuales.
  • Favorecen la cohesión de grupo y la sensación de pertenencia.
  • Favorecen la interacción y la comunicación.
  • Generan un compromiso real en su cumplimiento.

Antes de empezar: consideraciones a tener en cuenta

Para llevar a cabo las actividades encaminadas a la generación de las normas de aula sería ideal haber trabajado previamente la cohesión del grupo.

Una clase que ha conseguido pasar de un simple agrupamiento o conjunto de personas a ser un grupo en el sentido fuerte de la palabra se encuentra en una situación privilegiada para lograr un mejor aprendizaje.

TÓRREGGO, J.C. y MORENO, J.M.

Es sabido que los grupos funcionan para satisfacer las necesidades básicas de las personas. Una de estas necesidades es la necesidad de pertenencia. Un grupo aporta un modelo de identificación (una pandilla de amigos, una peña de fútbol, etc.).

Tal y como exponen los autores anteriormente citados, si el grupo se encuentra cohesionado aumentará el nivel de confianza y seguridad entre el alumnado, disminuirán las hostilidades y se generaran estilos de comunicación más eficaces. Por eso, aunque no es determinante, sí es aconsejable realizar dinámicas de cohesión grupal antes de abordar la elaboración de las normas, puesto que el grupo participará más activamente en la búsqueda de un objetivo común que es mejorar la convivencia.

Antes de comenzar a trabajar en la elaboración de las normas se recomienda tener el apoyo del equipo docente y su compromiso en el seguimiento de las normas que se generen.

Esta actividad se realizará en aproximadamente tres sesiones y como recursos materiales necesitaremos papel, lápiz y la pizarra. O, si se prefiere, se puede usar la herramienta PADLET.

A continuación, te expongo los pasos a seguir en el procedimiento para establecer las normas consensuadas:

Fase 1: sensibilización

Antes de establecer de forma consensuada las normas de convivencia, es preciso recordar al alumnado la necesidad del uso de normas y reglas para el funcionamiento de todos los grupos sociales. 

Podemos invitar al alumnado a pensar situaciones en las que existan normas o, directamente, proporcionar ejemplos: normas de circulación, normas en un partido de fútbol, etc. Podemos incluso invitar al alumnado a pensar qué ocurriría si no existiesen las normas: ¿qué ocurriría si no existiesen las normas de tráficos? ¿Qué ocurriría si no existiesen las faltas en los partidos deportivos?

A continuación propondremos al alumnado que escriba tres normas que ellos acepten y otras tres que les molesten. Una vez las expongan se les invitará a averiguar la causa que motiva la existencia de dichas normas

Finalmente mostraremos al alumnado la relación de derechos y deberes del alumnado y del profesorado recogida en el Decreto 114/2011, de 11 de mayo, por el que se regula la convivencia en el ámbito educativo de la Comunidad Autónoma de Canarias (o la norma recogida en tu comunidad autónoma). El objetivo es que se familiaricen con la normativa oficial, puesto que las normas generadas por el grupo no pueden contradecir dicha normativa.

Fase 2: detección de necesidades

En una segunda y tercera sesión comenzaremos a dar soluciones a las principales demandas del alumnado (y del profesorado, ya que podemos participar proponiendo normas). Se trata de abordar sus necesidades para, a partir de ellas, construir todo el conjunto normativo.

Los tutores podemos plantear preguntas que inviten a recordar cómo fue la convivencia el curso pasado?

¿Cuáles fueron los principales problemas que se generaron en el aula en curso pasado?

¿Qué es lo que más te preocupa este curso?

¿A qué crees que deberíamos darle prioridad?

Las respuestas las elaborarán individualmente y las comentaremos a nivel grupal. A continuación dividiremos la clase en grupos de cuatro o tres personas para que cada grupo redacte una oración en la que expresará aquello que le gustaría que cambiase o funcionase mejor. Por ejemplo: «que el profesor no se enfade tanto» o «no podemos trabajar en clase siempre».

Una vez los portavoces formulen las oraciones en grupo, nosotros las anotaremos en la pizarra.

Fase 3: detección de las causas

A continuación trataremos de indagar qué causas son las que se esconden detrás de esos comportamientos, hechos o actitudes que piden ser cambiados.

Para cada una de las demandas, el alumnado individualmente, tendrá que preguntarse por qué ocurre y escribirlo. Una vez lo hayan escrito se pedirá a un alumno que recoja las aportaciones y las vaya leyendo en alto. 

Iremos escribiéndolas en la pizarra y una vez estén todas las causas expuestas se clasificarán las mismas:

Causa relacionada con…. (por ejemplo, con la puntualidad)

Causa relacionada con…  (por ejemplo, con el nivel ruido en el aula)

Una vez clasificadas las razones que llevan a los comportamientos, actitudes o hechos no deseados y que se quieren cambiar podremos comenzar a elaborar las normas que las eviten.

Fase 4: establecimiento de las normas

En la siguiente sesión se establecerán las normas y sus medidas correctoras.

Propondremos crear una norma para resolver cada una de las causas que se generaron en la sesión anterior, pero antes expondremos unas condiciones:

  • las normas deben ser concretas y claras;
  • las normas tendrán que ir en consonancia con el decreto de convivencia;
  • las normas se redactarán en positivo.

Las normas se redactarán en grupos pequeños y luego se votarán en gran grupo. Se aprobarán por consenso o, en su caso, por mayoría.

Fase 5: establecimiento de las medidas correctoras


El siguiente paso es pensar sobre las consecuencias. Manteniendo los mismos grupos, cada uno de ellos pensará las consecuencias tanto del cumplimiento como del incumplimiento de la norma.

En este caso el tutor proporcionará las condiciones, que son:

– las medidas correctoras no pueden ser excluyentes (no se puede expulsar al alumnado, por ejemplo).

– tienen que tener una finalidad educativa.

Además, el tutor explicará que existen condiciones que pueden modificar las medidas correctoras: son los atenuantes y agravantes, y pueden influir para evitar la medida correctora o para agravarla.

Las medidas propuestas se debatirán y se aprobarán en el gran grupo por consenso o por mayoría.

Fase 6: compromiso y difusión

El establecimiento de las normas y sus consecuencias solo será efectivo si existe un compromiso por parte de todos los implicados. Lo ideal sería que el alumnado firmase el documento que se genere con las normas y que este quede expuesto en la plataforma virtual que usemos y/o en las paredes del aula. 

Asimismo se le debe dar difusión y poner en conocimiento del equipo docente, del equipo directivo, del equipo de gestión de la convivencia y de las familias. 

Fuentes:

https://www.educacion.navarra.es/web/dpto/educacion-en-valores/asesoria-para-la-convivencia/profesorado1

TÓRREGO, J.C. y MORENO, J.M. (2008) Convivencia y disciplina en la escuela. El aprendizaje de la democracia. Madrid. Alianza Editorial.

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