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¿Es útil lo que ha sido y ya no es? Con esta pregunta quiero llevarte a reflexionar acerca de la importancia de conocer y estudiar la Historia. Quizás no halles respuesta pronto, pero al final de este curso y, en los venideros, alcanzarás a tener las herramientas y los conocimientos necesarios para poder dar respuesta a esta cuestión. Por lo pronto, ¿qué te parece si empezamos definiendo qué es la Historia?

LA historia y el oficio del historiador

¿QUÉ ES LA HISTORIA?

La Historia es la ciencia que estudia los hechos del pasado de la humanidad. Está englobada dentro de las Ciencias Sociales, que es una rama del saber humano constituida por el conjunto de ciencias que estudian el comportamiento y la organización de la humanidad. Otras ciencias sociales son la Geografía, la Psicología, la Antropología, etc.

¿QUIÉNES ESTUDIAN LA HISTORIA?

Las personas con las herramientas necesarias para adentrarse en el estudio de la Historia son los historiadores. Su objetivo es averiguar, como si fueran detectives, cómo vivían las personas en el pasado, qué motivó la evolución humana y por qué sucedieron los acontecimientos históricos.  ¿Por qué digo que actúan como si fueran detectives? Porque para poder reconstruir la Historia a menudo tienen acceso a restos materiales y fuentes orales o escritas que no nos cuentan exactamente todo lo que sucedió en el pasado. El historiador debe reunir diferentes pistas y, como las piezas de un puzle, encajarlas para poder hacerse una idea de lo que realmente ocurrió.
Dentro del oficio del historiador hay diferentes especialidades. Están los arqueólogos, que estudian la Historia a través de los restos materiales como la cerámica, las herramientas líticas, los tejidos, los monumentos, etc.; los paleontólogos, que se dedican a estudiar los huesos y restos fósiles de plantas y animales; y también los historiadores a secas, que se pueden especializar en las diferentes etapas históricas o en ramas específicas, como los historiadores del arte.

¿QUÉ NECESITA UN HISTORIADOR PARA RECONSTRUIR LA HISTORIA?

El historiador precisa de las fuentes históricas para poder analizar e interpretar el pasado. Digamos que son las pistas que necesita un detective para resolver un caso.

Las fuentes históricas son los restos materiales y otro tipo de evidencias que sobrevivieron a nuestros antepasados. Sirven para reconstruir el pasado y se pueden agrupar en dos tipos:

  • Fuentes primarias: son aquellas fuentes contemporáneas a los hechos que se pretenden estudiar. En este sentido, estas evidencias no han sido alteradas ni interpretadas por nosotros a posteriori. Entre las fuentes primarias podemos encontrar fósiles, fotografías, prensa, leyes, etc.
  • Fuentes secundarias: son aquellas que surgieron posteriormente a los hechos objeto de estudio, como los manuales, libros de texto, crónicas, mapas y gráficos.
Todas las fuentes, primarias y secundarias, pueden clasificarse, según su naturaleza en:

  • Fuentes escritas: leyes, tratados, periódicos, folletos, obras literarias, correspondencia, mapas, etc.
  • Fuentes orales: directas (entrevistas) o indirectas (grabaciones).
  • Fuentes materiales: objetos como utensilios, herramientas, ropa, juguetes, etc.
  • Fuentes iconográficas: las podemos dividir entre fuentes gráficas (cine, fotografía) y fuentes plásticas (arquitectura, pintura, escultura).

EL TIEMPO EN LA HISTORIA

Para comprender el pasado es necesario parcelar el tiempo. Las fechas nos permiten ordenar en el tiempo los hechos históricos y establecer la sucesión de estos. Además, nos permiten situar aquellos hechos que sucedieron a la vez en el tiempo, es decir, los que son simultáneos.
«Hay calendarios y relojes para medirlo, pero eso significa poco, porque todos sabemos que, a veces, una hora puede parecernos una eternidad, y otra, en cambio, pasa en un instante: depende de lo que hagamos durante esa hora».
Momo, de Michael Ende

La medida del tiempo siempre ha preocupado a los hombres y a las mujeres de las distintas civilizaciones. En las antiguas civilizaciones se utilizaba el calendario lunar para calcular el paso del tiempo, ya que la órbita de la luna permitía marcar los meses, y en el antiguo Egipto aparecieron los primeros calendarios solares. Es decir, se tomaba el Sol como medición del tiempo. En la época romana, con Julio César apareció el calendario juliano, que dividía el año en 365 días o 12 meses. Posteriormente, el Papa Gregorio XVIII implantó el calendario gregoriano, que es el que usamos actualmente en gran parte del mundo.
Fue también en Roma cuando se estableció el sistema de medida de la era cristiana, el cual está vigente hoy en la mayor parte del mundo. Según este sistema, el año 1 coincide con el nacimiento de Jesús, y todo lo que sucedió antes de su nacimiento ocurrió antes de Cristo (a. C.), así como todo lo que sucedió posteriormente es después de Cristo (d. C.). Aunque normalmente no ponemos d. C. a los hechos que sucedieron después del nacimiento de Cristo.
Las fechas anteriores al nacimiento de Cristo se ordenan de modo decreciente y las fechas posteriores al nacimiento de Cristo, se ordenan de forma creciente, como, por ejemplo: el año 32 a. C. ocurrió después del año 33 a. C.
Fíjate en la gráfica:

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¿CÓMO SE AGRUPAN LOS AÑOS?

Para facilitar el estudio de la Historia, los historiadores agrupan los años:
5 años Un lustro
10 años Una década
100 años Un siglo
1000 años

Un milenio

Los milenios se expresan de la siguiente manera:

I milenio, II milenio, III milenio… Es decir, usamos los números romanos. También los usamos para enumerar los siglos. Aquí tienes la equivalencia:

Letras I V X L C D M
Valores 1 5 10 50 100 500 1000
El siglo I comienza en el año 1 d.C. y termina en el año 100 d.C. Si quieres averiguar a qué siglo corresponde una fecha concreta solo tienes que sumar 1 a las centenas. Así:

Para averiguar el siglo del año 1492  tendrías que hacer la siguiente operación:  14 + 1 = siglo XV

Este método no se puede utilizar en los años que terminan en 00, como 1500. En este caso no sumamos nada y el 15 indica el número de siglo, que es el XV.

LAS EDADES EN LA HISTORIA

Para analizar mejor la evolución del ser humano, los historiadores han dividido la Historia en periodos. El primer periodo comienza con la aparición del primer homínido y el último termina en la actualidad.

La Prehistoria es el periodo con el que se inicia la historia de la humanidad. Comenzó con la aparición del primer homínido hace 6 o 7 millones de años y finalizó con la invención de la escritura, aproximadamente en el 3500 a.C.

Con la aparición de la escritura hablamos ya de Historia propiamente dicha, puesto que los historiadores pueden analizar documentos escritos para analizar el pasado.

Las etapas de la Historia que siguen a la Prehistoria se han definido según ciertos acontecimientos históricos que se consideran muy relevantes y son:

La Edad Antigua, que se inicia con la invención de la escritura y termina en el año 476 d.C., año en el que desaparece el Imperio romano de occidente.

La Edad Media, que se inicia con la caída del Imperio romano de occidente y finaliza con el descubrimiento de América en 1492.

La Edad Moderna, que se inicia con el descubrimiento de América y finaliza con la Revolución francesa en 1789.

La Edad Contemporánea, que se inicia en 1789 y dura hasta nuestros días.

Probablemente, en un futuro, los historiadores vuelvan a acotar el tiempo marcando una nueva etapa. ¿Qué acontecimiento histórico crees que puede ser tan relevante como para iniciar una nueva etapa? ¿La invención de internet? ¿La caída de las Torres Gemelas

¿QUE ES UNA LÍNEA DEL TIEMPO Y CÓMO ELABORARLA?

Las líneas del tiempo o ejes cronológicos son gráficas o imágenes que representan el paso del tiempo de un lugar, sociedad o personaje.

En las líneas temporales debemos elegir una medida del tiempo, como siglos, décadas, años… y estos siglos, décadas o años deben estar representados ocupando el mismo espacio en el gráfico. Por ejemplo, podemos decir que cada siglo representa 2 cm o 4 cuadrados de una libreta a cuadros.

Los pasos son los siguientes:

1º) Elegiremos un folio que colocaremos, preferentemente, de forma apaisada.

2º) Trazaremos una línea o un rectángulo (si elegimos rectángulo podemos escribir

3º) Acotaremos esa línea en los extremos con una marca y, en función de las fechas que vayamos a representar, la fecha más antigua irá en la marca izquierda y la fecha más reciente en la marca derecha.

4º) Dividimos proporcionalmente la línea o rectángulo, de manera que los acontecimientos que vayamos a representar estén bien distribuidos.

5º) Anotamos tanto el acontecimiento como la fecha concreta en que sucedió. Podemos usar colores para las fechas y otro para los acontecimientos o para establecer divisiones dentro del rectángulo.

6º) Ponemos el título a nuestro eje cronológico.

«No existe el instante, solo el pasado o el futuro. Porque ahora, por ejemplo, este instante…cuando hablo de él ya ha pasado».
Momo, de Michael Ende

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